Maestros,
Chamanes del Espíritu
De las
entrañas del creador salieron,
los hizo
surgir de su conciencia,
Para
que fuesen luz en un mundo de sombras.
Sus manos
amasaron el barro
Para formar
a los Chamanes,
a los
Ancianos
a los Sabios
y Profetas.
Los formó
para
acompañar su gente,
Para que
estos inventores de sueños y de obras
les
enseñaran a buscar la sabiduría,
aquella que
permite entender el mundo
y mantener
encendida la existencia.
Los llamó
Buscadores, Aprendices o Maestros
Y en sus
manos dejó los elementos:
los ojos,
los oídos, el olfato y el tacto,
Para que
pudieren acceder al universo,
Conocerlo,
develar,
Sentirlo,
palparlo, leerlo e imitarlo.
Le dejó la
conciencia, la razón y el entendimiento
Para que
aprendieran a comprender al mundo,
Interpretar
sus sonidos, voces o lamentos.
Para que
vieran más allá de lo evidente
y pudieran
en tender las heridas,
las marcas
que revelan el tiempo vivido.
Para que aprendieran
a sentir y palpar el mundo
Su textura,
su tibieza y su frío.
Para que
moldeara n
con sus
manos nuevos sueños.
Les dejó el
susurro
para
preguntar, enseñar, orientar
y entender
la existencia,
desde
aquellos sonidos que de sus entrañas salen.
Pero
especialmente les dejó el corazón,
para que,
junto a los sentidos,
al
entendimiento y la razón,
amaran al
mundo y a sus seres,
Para llorar,
reír, caminar sentir y oír.
Y así,
conjugando entendimiento y sentimientos,
soñar y
crear la humanidad de la humanidad.
Y los volvió
a llamar Chamanes, Maestros del Espíritu,
Hijos y
hermanos de la Maestra y del Maestro Creador.
Silvino R.P